Turquía.-
No podes viajar a Estambul esperando disfrutar de una típica ciudad europea. Estambul es una ciudad distinta, con una magia que no esperaba encontrar y que me sorprendió!
Mis primeras sensaciones fueron raras. No voy a negar que viajaba con ciertos miedos. Era la primera vez que iba a medio oriente, a un lugar cuya cultura es tan distinta a la mía, y con costumbres que respetar. Pero no hay que dejarse llevar por esas dudas. Estambul es una ciudad que merece ser recorrida. Merece que uno baje la guardia, porque solo de esa forma, dejas que ella y su gente te conquisten.
La ciudad tiene atractivos para todos los gustos. Lamentablemente nosotras teníamos solo dos días para dedicarle, por lo que tuvimos que acotar la lista y decidimos ir por los más famosos. Si me permiten un consejo, no vayan a Estambul en plan de viaje relámpago! Dos días es tan poco! Creo que 4 días es el ideal para esta ciudad. Quizás, hasta agregaría un quinto día para poder recorrer todo con más tranquilidad y así saborearla por completo.
Como llegar:
Para llegar a Estambul, nosotras (hablo de nosotras porque en esta oportunidad fui con una amiga) viajamos por vía aérea, desde Londres, con British Airways. Desde el aeropuerto hay varias formas para llegar a la ciudad. Nosotras, que llegábamos cansadas y la verdad un poquito desorganizadas, elegimos tomarnos un taxi.
Donde alojarse:
La mejor zona para alojarse es sin dudas, Sultanahmet. Este es el barrio antiguo de Estambul, y donde se encuentran la mezquita Azul, Santa Sofía y el palacio Topkapi. Estas joyas del imperio bizantino están todas a escasos metros la una de la otra, por lo que el primer día uno puede dedicarlas en exclusivo a recorrer cada una.
Que hacer:
Sultanahmet Camii es más conocida como la Mezquita Azul por los más de 20.000 azulejos de color azul que adornan su cúpula y la parte superior de la mezquita. Considerada la última gran mezquita del período clásico otomano, está abierta al público y su entrada es gratuita.
Al igual que en el resto de las mezquitas del país, para ingresar hay que respetar los usos y costumbres de culto musulmanes. La vestimenta debe ser la apropiada, en especial para las mujeres que debemos llevar los hombros y el cabello tapados, y se ingresa con los pies descalzos. Una vez dentro, su belleza y detalles impresionan. Creo que podría haberme quedado horas sentada allí, contemplando esos techos azulejados.
Saliendo de la Mezquita Azul y a muy poquitos metros, podemos encontrarnos el museo de Santa Sofía. También conocida como Hagia Sophia, o por su nombre en turco Ayasofya, su mayor curiosidad es que se trata de una antigua iglesia católica!
Tras la caída de Constantinopla, el templo fue convertido en mezquita, y muchos de sus símbolos católicos removidos para dar lugar a los detalles islámicos. Hoy en día, y con cuidado, pueden observarse restos de esa época Constantina y sorprende el ver detalles de culto católico e islámico en un mismo lugar.
Un dato de color: en Santa Sofía se encuentra la tumba de Enrique Dandolo, duque Veneciano. Para los fanáticos de las obras de Dan Brown, esta es la razón que lo lleva a Robert Langdon a viajar desde Italia a Turquía en su libro Inferno.
Otro dato de color: Desde la planta alta, hay una ventana desde la cual se ve la Mezquita azul.
Siguiendo con el recorrido y cerca de las mezquitas, se encuentra el palacio Topkapi. Sede administrativa del Imperio otomano, hoy esta convertido en museo. La entrada no es económica, y consta de dos tickets. Con uno se accede al tesoro, o parte publica, y la segunda es opcional para ingresar al harem. En mi opinión, esta última vale la pena. Es la parte más curiosa en donde uno puede adentrarse más a la vida y costumbres de las familias de los sultanes de la época.
La visita al palacio cuenta con un opcional para adquirir un audio guía que también recomiendo. El lugar tiene mucha historia, y mucho sobre lo que se puede aprender.
Siguiendo nuestro recorrido por Estambul, el segundo día allí lo dedicamos a pasear por el Bósforo. Con el tranvía se puede llegar a la zona desde donde salen los barcos que hacen este recorrido y ahí mismo se pueden adquirir los tickets. Durante el trayecto se aprecian unas vistas increíbles de ambos lados de la ciudad, con sus mezquitas, palacios y demás construcciones imponentes!
El paseo dura un par de horas, y en verano conviene ir por la mañana para no morir bajo el sol después.
Y como no podía ser de otra forma, obvio, nos fuimos de compras al Gran Bazar!
El lugar es un laberinto. Si, si vas con alguien, no te separes demasiado porque hay muchas chances de que se pierdan, al menos por un rato. Pero es increíble. Tiene más de 3.000 tiendas, entre las que abundan las ventas de lámparas, especies, telas, joyas y recuerdos para traer a la familia. Todo lo que se vende es regateable. Y conviene hacerlo, ya que descubrimos después que los precios están un poquito inflados. Pero no puedo decir que me arrepienta de nada de lo que compre allí.
Nuestra visita a Estambul fue corta, pero porque teníamos una excursión contratada que para mí era un must… viajar en globo en Capadocia. Pero eso, créanme, merece un post aparte…
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